Tampa Bay Times

Al igual que su vertiginoso noviazgo, la luna de miel puede estar terminando rápidamente para los Bucs y Todd Bowles.

El coordinador defensivo durante tres temporadas con Bruce Arians formó parte de un ascenso concertado a entrenador en jefe.

Recibió la propuesta por teléfono mientras estaba junto a la cancha con sus hijos en un partido de baloncesto de los Hornets en Charlotte el pasado mes de marzo. Con el regreso del futuro mariscal de campo del Salón de la Fama Tom Brady de su retiro de 40 días, se le presentó a Bowles la oportunidad de heredar un contendiente al Super Bowl.

Pero ahora los Bucs tienen marca de 6-7 con una de las peores ofensas anotadoras de la NFL.

¿Con solo cuatro juegos por jugar? ¿contra los Bengals el domingo en el Raymond James Stadium, en Arizona la noche de Navidad, en casa contra los Panthers el día de Año Nuevo y en Atlanta el 7 u 8 de enero? los Bucs tienen una ligera ventaja de un juego en la desdichada NFC Sur. Tras una embarazosa derrota por 35-7 en San Francisco, los Bucs se están tambaleando con Bowles, después de haber perdido cinco de sus últimos ocho partidos.

Los fanáticos inquietos atacan a Bowles en las redes sociales, cuestionan su plácida conducta lateral y analizan las palabras en cada conferencia de prensa.

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